La Constitución Nacional en el aula
un poco de historia
A partir de la revolución de mayo de 1810 se logró conformar
el primer gobierno patrio y surgió la necesidad de dictar una constitución para
organizar la nación.
A partir de ese momento hubo varios intentos que fracasaron.
Recordemos, por ejemplo, que la Asamblea del Año XIII fue convocada con ese
propósito pero, si bien instituyó derechos importantes, como la libertad de
vientres, no pudo sancionar una Constitución.
Algo similar ocurrió con el Congreso de Tucumán, en el que
se declaró la independencia, pero que también dejó pendiente la redacción de la
Constitución Argentina. Pasaron los años y otros intentos nuevamente se vieron
truncados porque Buenos Aires y el interior aún no lograban ponerse de acuerdo.
Fue recién en 1853, luego de la caída de Rosas, cuando los
diputados enviados por las distintas provincias –excepto Buenos Aires, que se
unió en 1862– sancionaron en la provincia de Santa Fe la Constitución Nacional
que, con algunas modificaciones, aún sigue vigente.
¿Qué es la Constitución?
La Constitución de la Nación Argentina es un conjunto de
normas legales que establece los derechos fundamentales de los habitantes de
nuestro país y la relación entre los gobernantes y el pueblo. Es nuestra Ley
Fundamental, es decir, la norma más importante del Estado.
En ella los representantes del pueblo argentino acordaron la
forma de organizar la convivencia y gobernar el país, fijaron límites al poder
de los gobernantes para evitar abusos en el ejercicio del poder y aseguraron
los derechos de todas las personas que habitan nuestro territorio.
También se la conoce como Carta Magna –«escrito grande» en
latín– porque es la base para las demás leyes. De este modo, las constituciones
provinciales y la de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, como cualquier otra
norma que se dicte en la Argentina, deben respetar los principios que ella
establece sin contradecirla.
¿Cómo está organizada?
Para comprender el texto de la
Constitución de la Nación Argentina hay que saber primeramente cómo se
organiza.
Comienza con el Preámbulo, una
introducción donde se explican los principios de la organización del Estado
argentino y los propósitos que persiguieron quienes firmaron la Constitución y
para quiénes lo hicieron.
Después, se divide en dos partes
que, a su vez, están subdivididas en títulos, secciones y capítulos; cada uno
de ellos se refiere a un tema en especial.
En la Primera Parte se establecen
los principios de la organización nacional, su sistema de gobierno, los
derechos de los ciudadanos y la manera de garantizar esos derechos.
En la Segunda Parte se fija
quiénes son las autoridades del gobierno federal, qué requisitos son necesarios
para ocupar los cargos de gobierno, sus atribuciones y cuánto duran sus
mandatos.
Por último, se incluyen las
Disposiciones transitorias, es decir, normas que tienen vigencia por un tiempo
determinado.
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¿Por qué enseñar la Constitución en la escuela?
Las personas vivimos juntas en sociedad y para asegurar el bien de todos debemos ponernos de acuerdo. Para eso existen las normas; ellas son fundamentales para la convivencia social y es la escuela un ámbito privilegiado para aprender valores éticos y democráticos que favorezcan la valoración de las normas, el ejercicio de los derechos, la responsabilidad frente a los propios actos, la tolerancia, la justicia, la resolución de conflictos y el respeto por los demás.
La norma más importante de la
Argentina es la Constitución Nacional, que determina la organización política
de la Nación, las características del gobierno, los derechos que les
corresponden a las personas y la manera en que estos derechos pueden
protegerse.
Las normas no fueron siempre
iguales, han ido cambiando según las necesidades y problemas de las sociedades;
del mismo modo, la Constitución debió adaptarse a los cambios que fue sufriendo
el país y fue reformada en varias ocasiones: en 1860, en 1866, en 1898, en
1949, en 1957 y, la más reciente, en 1994.
Esta última, entre otros cambios,
incluyó nuevos derechos y garantías, como por ejemplo el reconocimiento de los
pueblos indígenas como los primeros habitantes de nuestro país y estableció su
derecho a la posesión de tierras y el respeto de su identidad, derechos impensados
en el momento en que la Constitución se sancionó ya que eran tiempos en los que
los aborígenes eran considerados de manera negativa.
Defender la democracia de
aquellos que quieran tomar el gobierno por la fuerza, el cuidado del medio
ambiente y la defensa del consumidor son otras de las cuestiones que fueron
contempladas en la última reforma.
No cabe duda de que, para
respetar la Constitución, el punto de partida es conocerla.
Su cumplimiento es fundamental
para que todos los habitantes de la Nación puedan vivir en paz y armonía,
desarrollándose plenamente, conociendo y haciendo respetar sus derechos y
obligaciones sin perjudicar a los demás.
Por otro lado, tomar conciencia
de en qué momentos de la historia argentina la Constitución fue aplicada y en
qué momentos dejó de regir, permite entender que, a pesar de las falencias que
pueda tener nuestro sistema político institucional, la democracia es una
conquista que debemos defender.
Ya hace veintisiete años que
vivimos en democracia, pero todavía garantizar algunos derechos para muchos/as
ciudadanos y ciudadanas constituye un desafío por el que debemos seguir
luchando.