La Bandera de los Andes
La historia de creación
de la Bandera de Los Andes nos lleva a conocer la fuerza y la valía de aquellas
mujeres que la confeccionaron para que fuera el gran emblema de libertad.
Cada nación tiene
su historia, y con ella los símbolos que la distinguen de otras. La bandera es
uno de esos ejemplos, es el estandarte por excelencia que identifica a cada
pueblo con los deseos de ser una nación libre
El Ejército de Los Andes, necesitaba
ese emblema para izar en cada batalla victoriosa, por ello el General San
Martín decidió encargarla. La historia cuenta que se acercaba el final del año
1816, cuando en el brindis de Navidad, en casa de la familia Ferrari, el
General manifestó su anhelo de que se confeccionara una bandera para el
Ejército de Los Andes.
Al día siguiente de esa reunión, las
Patricias se pusieron manos a la obra. El General les había dado una serie de
lineamientos que ésta debía cumplir con sus respectivos elementos. Éstos
fueron:
- el sol
- el campo blanco
- el gorro frigio
- las manos entrelazadas
- la pirca de piedras
- los laureles
- la pica
- y el campo azul.
San Martín tenía muy claro los colores que debía tener la bandera del Ejército de los Andes: celeste y blanco.
El escudo de armas que orna el centro de la bandera, se estima que fue dibujado por el Capitán Bermúdez o el Sargento Antonio Arcos. Laureana Ferrari escribió que el óvalo del escudo fue diseñado por una tal señora de Huisi y las manos dibujadas por el brigadier Soler; también reveló que las lentejuelas de oro fueron sacadas de dos de sus abanicos (que hoy se encuentran expuestos en el Museo Histórico Nacional) y que el óvalo y el sol del escudo fueron adornados con rosetas de diamantes y perlas de collares suyos y de Remedios.
La liberación de Chile
Concluida la preparación del Ejército de los Andes, entre cuyos jefes se contaba el gran patriota chileno Bernardo O'Higgins, a mediados de enero de 1817 se inició el cruce de la cordillera, que parecía insalvable para una masa militar en campaña. Traspuestas las montañas, las tropas libertadoras vencieron en Chacabuco a un ejército realista el 12 de febrero, victoria que les dejó libre el camino de Santiago, la capital de la antigua Capitanía General o Reino de Chile.
Tres días después, se reunió en la mencionada ciudad una representación de hombres notables, la cual designó al Libertador para que fuera el máximo magistrado político del país. Como San Martín declinó ese honor, entonces se escogió al brigadier O'Higgins, con el título de director supremo, para regir los destinos del país hermano. Al asumir el cargo, el patriota chileno dirigió al pueblo una proclama en la que dejaba constancia de que "los hijos de las Provincias Unidas del Río de la Plata, de esa nación que ha proclamado su independencia como fruto precioso de su constancia y patriotismo, acaban de recuperaros la libertad".
Con motivo de la victoria de Chacabuco, el Cabildo de Santiago obsequió al general San Martín la suma de diez mil pesos. El héroe declinó el regalo y a la vez solicitó al ayuntamiento que lo destinara a fundar una biblioteca nacional, para que el pueblo, decía en una nota, "se ilustre en los sagrados derechos que forman la esencia de los hombres libres".