La Escuela 14 D.E. 8 y la Biblioteca Joaquín V. Gonzalez, celebramos este día especial para la Mujer.
A continuación te presentamos A:
La científica
argentina reconocida en el mundo que explica en sus redes las causas del cambio
climático
Carolina Vera es científica, investigadora y profesora.
La curiosidad y el conocimiento la acompañaron durante sus años de estudiante,
su trabajo de laboratorio y hasta en las aulas donde se para como docente. Hoy
se muestra activa en las redes sociales para darle a los ciudadanos
datos científicos con un lenguaje preciso y coloquial. Y lo hace sobre un tema
que cada día se vuelve más vital: explica qué es el cambio climático, qué
impacto tiene en nuestro ambiente y qué medidas hay que tomar para evitar que
se agrave la situación. Ella, que es una referente mundial en el tema, asegura
que explicarle a todos lo que ella estudia es "un deber".
Profesora e investigadora en el
Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA-CONICET), la Facultad de
Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires y en el Instituto
Franco-Argentino sobre estudios de Clima y sus Impactos, Vera es una de
las mujeres científicas argentinas más destacadas a nivel internacional en lo
que a ciencia del cambio climático respecta. De hecho, es la vicepresidenta del
Grupo de Trabajo 1 del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático
(IPCC, por sus siglas en Inglés), un grupo que reúne a los científicos de todo
el mundo que son referentes en la temática. En ese grupo, Vera representa a
América Latina.
De todo lo que abarca la
problemática del cambio climático, como doctora en Ciencias de la Atmósfera,
Vera ha formado una experiencia en investigación sobre variabilidad y cambio
del clima. ¿Qué la llevó a elegir esta profesión tan particular? La respuesta
se remonta a su San Nicolás de los Arroyos natal, en la provincia de Buenos
Aires. El tiempo vivido ahí la conectó con algo que siempre estuvo presente en
el Este de Argentina y que hoy incrementó su frecuencia: las tormentas.
“A diferencia de otras personas,
mi mamá era muy observadora. Observaba las plantas, los animales y,
especialmente, el cielo. Siempre miró para arriba, cuando se aproximaban las
nubes, cuando cambiaban algunas condiciones. Me quedó eso dando vuelta en la
cabeza hasta que me senté en el secundario a decidir qué iba a estudiar en la
universidad. Me gustaba todo, pero fui hacia las ciencias exactas y
especialmente la meteorología”.
La
inspiración de su madre la llevó a involucrarse en un ámbito donde las mujeres
debían sortear más desafíos para obtener las mismas oportunidades que los
hombres. “En Exactas, desde que yo estudiaba había una buena proporción de
mujeres, a diferencia de otras facultades”, recuerda Vera y reconoce: “Pero
después, en el trabajo, por ejemplo, iba a reuniones donde todos los directores
de los Servicios Meteorológicos de América Latina eran hombres y yo la única
mujer, más allá de las secretarias. De ese tipo de reuniones tuve miles”.
“Me
crie viendo que las lluvias eran más intensas y frecuentes. He cruzado caminos
con el agua hasta la cintura, pero siendo chica no me daba miedo. Fue en 2009
que tuve que participar de un congreso en Australia y nos advirtieron que
habría una ola de calor. Con una becaria nos fuimos a caminar por un recorrido
sin sombra. Una pareja apareció en un auto y nos preguntó qué hacíamos
caminando cuando hacía 47 grados centígrados de temperatura. Nos alcanzaron
hasta la estación de tren”, recuerda como anécdota.
Ese vínculo constante con el mundo natural a través de la ciencia, la ha conectado desde el 2012 con otra de sus actuales pasiones, que ella misma define como “su hobby más importante”: la fotografía. “En mi cuenta de Instagram tengo sólo fotos artísticas. La fotografía documental me complementa, me permite tener otra mirada sobre lo que está pasando en el mundo. Antes tomaba fotos de paisajes, ahora si no hay una persona, no me atrae. Estoy generando distintos proyectos fotográficos y seguramente pronto uno de ellos esté vinculado con cambio climático. Pero ya sé que no será lo típico de mostrar un glaciar que se cae, sino algo con lo cual yo me pueda involucrar personalmente y que yo pueda contar”.
¿Una científica activa en redes sociales? Perfectamente podría ser una descripción en su portal. Vera no sólo muestra su perspectiva de la naturaleza a través de fotografías en Instagram, sino que se destaca por su constante participación en Twitter informando sobre variabilidad y cambio climático. Lejos de ser azaroso, hay una decisión detrás de esta tarea.
“Me preocupa la comunicación del conocimiento científico para llegar a la gente”, reconoce Vera y agrega: “Twitter nos da la posibilidad de hacerlo en forma directa. Mientras que el área del clima siempre estuvo más expuesta en los medios por los pronósticos diarios, otras áreas de la ciencia estaban menos acostumbradas a interactuar con la gente. Hoy las redes sociales nos ayudan. Considero comunicar en ellas lo que investigo como algo más de mi trabajo. De hecho, un investigador decía que deberíamos comprometer un 20% de nuestro tiempo en hacer eso. ¿Por qué? Porque hoy no se puede hacer ciencia si no le explicas al mundo para qué lo estás haciendo. Es nuestra responsabilidad”.
Conocedora
del mundo y de su clima, el mate bajo el brazo sigue siendo su mejor compañía
allí donde vaya, y la Patagonia argentina su lugar favorito de la Tierra. El
esquí con su marido es la actividad que la desconecta de la rutina, pero nunca
la deja de vincular con esa naturaleza que busca preservar a través de su
trabajo diario. “La montaña me emociona”, asegura. Sus dos hijos continuaron
ese legado de sentirse apasionados por lo que decidan ser como profesionales,
pero siempre con foco en la motivación social y el cuidado ambiental.
Vera lee noticias sobre cambio climático, pero también reconoce el efecto de saturación ante tanta información sobre ese tema, sobre ciencia, sobre el mundo, sobre el país. Allí es donde la novela de ficción aparece como su escape perfecto.
Ella más que nadie sabe que los efectos del cambio climático no son parte de ninguna ficción, sino de la realidad y de allí la importancia de su labor cotidiana con perspectiva de científica, de argentina y de mujer. “Mi directora de tesis, Eugenia Kalnay, me hizo feminista. Hasta que no interactué con ella, no era consciente de la diferencia de género. Ella fue mi mentora, fue ver el referente de a dónde uno podía llegar, aún siendo mujer. Ser investigadora tiene algo muy claro: la curiosidad, hay que explorar y comprender cosas nuevas, hay que estudiar mucho, es una actividad sacrificada, pero trae múltiples satisfacciones. Así como la red de mujeres que hoy guía al feminismo, en las ciencias del clima hemos hecho red naturalmente siempre: apoyándonos entre científicas”.
Una pequeña entrevista.
Nombre:
Carolina Susana Vera
Edad:
56
Profesión:
Profesora e investigadora
Sector
en el que trabaja: Académico y científico
Lugar
de nacimiento: San Nicolás de los Arroyos, provincia de Buenos Aires
Lugar
en el que desarrolla su actividad: alrededor del mundo
1. ¿Cuál es tu motor interior, qué te inspira a hacer lo que hacés?
La
curiosidad y la motivación social. Curiosidad porque hay un montón de temas que
son útiles, pero hay algunos que puntualmente me despiertan interés: la
variabilidad climática; los fenómenos; cómo impactan; cómo se vinculan con la
vegetación, los ecosistemas o los seres humanos. Esos son temas que me parecen
mucho más apasionante. Motivación social para poder aportar a generar un mundo
socialmente justo y ambientalmente sustentable.
2. ¿Qué te hace feliz?
¡Muchas
cosas! ¿Una sola tengo que decir? Creo que me hace feliz vivir ciertos momentos
y darme cuenta de que ese es un instante sobre el cual yo luego voy a decir “es
un momento feliz”. Algunos ejemplos: tomar mate al lado de un río en Patagonia,
disfrutar la hora del atardecer, pasar momentos en la naturaleza con la gente
que yo quiero. Soy más feliz en contacto con un río, una montaña, el mate, mi
familia y mis amigos.
3. ¿Qué cosa no te deja dormir?
La
injusticia social me mata. No me deja dormir que no vivamos en una sociedad más
justa. Es algo que me duele.
4. ¿Qué te gustaría cambiar del mundo?
Eso,
junto con lo mencionado anteriormente: que seamos socialmente justos y
ambientalmente sustentables. Porque no creo que una cosa pueda hacerse sin la
otra. Hoy, por lo menos, no es posible, van de la mano. El gran desafío del
momento es que la transición hacia un desarrollo sustentable sea justa e
integrada. No podemos atacar el cambio climático sin pensar en, por ejemplo, la
degradación de suelos, la pobreza, la seguridad alimentaria, la cuestión
energética… Todo está conectado. Por eso se necesita más conocimiento
integrado.
5. Cuando eras chica, ¿Qué querías ser de grande?
¡De todo!
Pero siempre quise investigar. Tenía un juego de química y ciertas cosas con
las que no todas las nenas jugaban en mi época. Creo que en el fondo siempre
quise investigar. Me gustaba saber, conocer, entender. Me gusta este tema y
siempre me gustó por algo adicional: la connotación social. No hubiera podido
hacer, por ejemplo, física teórica.